Un zafacón en el medio del pasillo fue la solución inmediata que encontró este viernes 13 el personal del Hospital Marcelino Vélez Santana para contener el agua que caía de una gotera en los plafones del techo en el área de consultas.
Justo al lado, un grupo de tres embarazadas conversaban entre sí mientras esperaban un turno para una cita con el anestesiólogo.
«Llegué a las nueve y ya son las once y treinta. El otro día vine y me tocó el turno veinte, me fui casi a las seis de la tarde», se quejaba una de ellas sobre las largas horas que consumen entre facturar y ser atendidas por un especialista.
A la conversación se unió una señora con gafas muy oscuras, quien preguntó si alguien estaba en fila para Oftalmología.
«Me dijeron que pase, a ver si llega la doctora para entonces facturarme. Eso quiere decir que puedo estar aquí esperando y que al final ni me atiendan», expresó un tanto angustiada.
La mujer, quien no se identificó, se quitó las gafas por unos segundos para mostrar el enrojecimiento en su ojo derecho.
«El ojo se me hincha y me duele mucho. Tenía una cita en (el hospital) Los Americanos pero la dejé perder y ahora tardan como un mes en darme otra, por eso vine para acá», añadió.
Enojada por estar en ayunas
Visiblemente enojada se encontraba Lissette, una joven veinteañera que tenía una indicación para una sonografía de los riñones.
«No entiendo por qué para una sonografía de los riñones me dicen que venga en ayunas. Me desperté a las cuatro y cincuenta de la madrugada para estar aquí a las seis y a las nueve fue que pude facturar. Esa fila avanzaba lentísimo y cuando llega mi turno, me dicen que me quedé para las dos de la tarde. ¿Están locos? ¿Quién va a esperar hasta las dos sin comer?», contó la dama mientras buscaba una aplicación en su celular para pedir un taxi.
En el caso de Joan Vargas, el joven se accidentó en el pasado mes de julio mientras iba a bordo de un motor en el sector Los Girasoles, quien fue de inmediato atendido en el hospital local, siendo posteriormente referido al Marcelino Vélez.
«Cuando vine a Emergencia lo que me pusieron fue un yeso y me dieron una cita con el ortopeda como para veinte días después. Cuando el doctor me revisa me pregunta que por qué no me operaron, pero yo no sé, yo soy el paciente y eso fue lo que me mandaron. Ahora me dice que hay que ponerme un segundo yeso y que tengo que ir a terapia porque el tiempo para la cirugía ya pasó y no la recomienda», narró.
Vargas, quien tenía solo tres semanas laborando en un nuevo empleo al momento del accidente, lamentó no contar con mayor respaldo y aseguró que la información que recibió es que no aplica para el pago de la licencia vía la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril) al no tener 12 cotizaciones requeridas.
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